"...Así,
pues, el Día de Año Nuevo, acabado el servicio religioso, fueron los barones al
campo, unos a justar y otros a tornear. Y acaeció que sir Héctor, que tenía
grandes posesiones en Londres, acudió a la justa y con él fueron su hijo sir
Kay, y el joven Arturo, hermano de leche de éste; y sir Kay había sido hecho
caballero en la anterior fiesta de Todos los Santos. Y mientras cabalgaban
camino de la justa, sir Kay echó de menos su espada, que se había dejado en la
posada de su padre; así que rogó al joven Arturo que fuese por su espada.
—De grado lo haré —dijo Arturo, y cabalgó
aprisa en busca de la espada. Y cuando llegó a la casa, la dueña y todos se
habían ido a ver justar. Entonces se enojó Arturo, y se dijo: «Iré al patio de
la iglesia y me llevaré la espada hincada en la piedra, pues no estará mi
hermano, sir Kay, sin espada este día» Y al llegar al patio de la iglesia, se
apeó sir Arturo, ató el caballo en la entrada, fue a la tienda, y no halló a
ningún caballero en ella, ya que estaban en la justa; tomó la espada por el
puño y la sacó de la piedra con fiereza y facilidad; tomó el caballo, emprendió
su camino hasta llegar a su hermano sir Kay y le entregó la
espada..."
muy malo quiero tu nombre
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